Ignacio Walker: “Los partidos de la izquierda no pueden arrinconar permanentemente a la DC”

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El ex presidente de la Democracia Cristiana se encuentra desde agosto en Estados Unidos, donde permanecerá hasta diciembre. Desde ahí realiza un balance de la administración de Sebastián Piñera y de la centroizquierda. Asegura que los errores no forzados del gobierno lograron «revivir a la oposición». Además, afirma que no es momento de generar coaliciones, pero que «no hay que estigmatizar a nadie, ni al Frente Amplio ni al Partido Comunista».

Desde Estados Unidos conversa con “El Líbero” sobre el gobierno -al que le critica los “errores no forzados”- y analiza a su sector: “Hay por lo menos tres oposiciones. La del Frente Amplio, la de los ex partidos de la Nueva Mayoría y la Democracia Cristiana con el Partido Radical“. Y destaca el rol de algunos dirigentes del FA como Gabriel Boric, Vlado Mirosevic y Natalia Castillo. Afirma también, que la exclusión del Partido Comunista al acto de conmemoración del plebiscito de 1988 se “planteó en forma equivocada” por parte de la directiva DC.

-¿Cuál es su balance de los seis primeros meses del gobierno?

-De noviembre a esta parte ha habido dos fases: una de ascenso del gobierno, que va desde la primera vuelta de noviembre hasta mediados de junio, y una segunda fase de claro descenso que va de junio a septiembre. La fase de ascenso tuvo un primer capítulo muy promisorio para el gobierno en cuanto al giro político y electoral que Sebastián Piñera le dio a su campaña entre la primera y segunda vuelta, y que al asumir el 11 de marzo lo llevó a él y al gobierno a enarbolar banderas que habían sido más bien de la centroizquierda, como mantener el impuesto a las empresas en 27%, adopción homoparental, ley de identidad de género, la gratuidad está para quedarse, no habrá lucro en la universidad. El peak de esta primera fase de ascenso fue el 14 de diciembre, en la segunda vuelta, y el 1 de junio con el mensaje a la nación que es el mejor discurso que le he escuchado a Sebastián Piñera en su carrera política. ¿Cuál es el nombre la película en esta fase de ascenso de noviembre a junio? “Giro al centro” y todo parecía ir muy bien encaminado.

¿Cuál es el trasfondo de esta fase de descenso? Diría una conducción política bastante debilitada que no sabe qué hacer frente a un Senado y una Cámara de Diputados con mayoría opositora”.

-¿Y qué pasó según su mirada?

-Vino una segunda fase de junio a esta parte que es la fase de descenso. Sebastián Piñera, en tres meses, ha bajado de un 60% de aprobación a un 42% de aprobación y la contra parte de esto es que la desaprobación subió de 24% a 42% en los mismos tres meses. Mi respuesta es que el título de esta película en esta fase es “nos quedamos sin relato por segunda vez”. ¿Qué explica este descenso? Primero, los errores no forzados, los discursos de varios ministros y la retórica. Segundo, un cambio de gabinete extemporáneo y mal hecho, algo así como “fue por lana y salió trasquilado” porque el cambio de gabinete tenía nombre y apellido, se llamaba Gerardo Varela. Pero abrió una caja de Pandora, incluyó a Mauricio Rojas y eso fue un bocato di cardinale para la oposición porque el Museo de la Memoria pasó a ser el tema emblemático del país y de la oposición. El tema de los derechos humanos significó empezar a unir a una oposición que estaba completamente dividida. Un tercer elemento que el gobierno nunca ha entendido es lo del doctor Luis Castillo en la subsecretaría de Redes Asistenciales porque eso tiene un valor simbólico, no solo para la familia Frei y la DC, sino que para el país muy importante. El cuarto capítulo es la desafortunada entrevista del Presidente Piñera en “El Mercurio”donde habla de “la oposición antipatriota” que es exactamente lo que la gente no quiere escuchar. ¿Cuál es el trasfondo de esta fase de descenso? Diría una conducción política bastante debilitada que no sabe qué hacer frente a un Senado y una Cámara de Diputados con mayoría opositora. Al gobierno le queda lejos lo más difícil que es la reforma tributaria y la reforma previsional.

Fue el gobierno el que rescató a la oposición con el tema del doctor Luis Castillo, del Museo de la Memoria, de los derechos humanos, el cambio de gabinete, de los errores no forzados”.

-En cuanto a la oposición, ¿cómo la ha visto en este primer semestre?

-El nombre de la película en el caso de la oposición se llama “un puente sobre aguas turbulentas”. El desconocimiento por parte del Partido Socialista sobre el acuerdo en la designación de un ministro de la Corte Suprema fue un exocet bajo la línea de la flotación de la confianza al interior de la oposición. Fue el gobierno el que rescató a la oposición con el tema del doctor Luis Castillo, del Museo de la Memoria, de los derechos humanos, el cambio de gabinete, de los errores no forzados. Eso logró revivir a la oposición. Segundo mal momento, que es mucho peor que el anterior, es la muy desafortunada acusación constitucional que en el fondo es un exocet bajo la línea de la flotación del Estado Democrático de Derecho. La acusación constitucional producida contra tres ministros de la Corte Suprema es el más grande acto de irresponsabilidad política de los últimos años.

Al gobierno le queda lejos lo más difícil que es la reforma tributaria y la reforma previsional”.

-Se ha dicho que una de las cosas que une a la oposición es actuar contra el gobierno. ¿Eso genera que la oposición esté más “dura”? 

-No es que haya una oposición en contra del gobierno porque no existe una oposición, hay por lo menos tres oposiciones. La del Frente Amplio, la de los ex partidos de la Nueva Mayoría y la Democracia Cristiana con el Partido Radical. El gobierno tuvo un muy buen clima dentro de una parte importante de esa oposición en los primeros meses, nadie puede acusar a la oposición de obstruccionismo. Es el gobierno el que tiene que gobernar, si este es un régimen presidencialista, y creo que esta suerte de política de arena chica, de dimes y diretes, de zancadillas, de pequeñas escaramuzas, de creciente polarización es responsabilidad principalmente del gobierno.

-Usted señala que no hay una oposición obstruccionista, pero desde el mismo sector los han señalado como “obstruccionistas”, por ejemplo el PS y el PC se restaron de las conversaciones con el gobierno.

-Pero eso fue desde el día uno y esa es un parte de la oposición, el resto de la oposición incluido el Frente Amplio, como Jorge Sharp, Gabriel Boric, Natalia Castillo, se sumaron a los cinco comité que creó el gobierno. El PS y el PC está claro, así fue desde el principio. La oposición es bastante más diversa y lo que está el gobierno logrando, por esta falta de conciencia acerca de que la política, es compartir costos pero también compartir beneficios.

El gobierno no podía haber encontrado un mejor ambiente en sectores importantes de la oposición al principio”.

José Joaquín Brunner señaló en “El Líbero” que a la Nueva Mayoría le conviene oponerse al gobierno porque “neutraliza al Frente Amplio”.

No estoy por estigmatizar a nadie, ni al Frente Amplio ni al Partido Comunista. Aquí hay que sumar más que restar. No estoy hablando de una coalición política, no estoy hablando de un acuerdo electoral, no estoy hablando de una alianza de gobierno o de un programa de gobierno. Estoy diciendo que aquí no sobra nadie y el Frente Amplio tiene 1 senador y 20 diputados, y su candidata tuvo el 20% de los votos, Beatriz Sánchez. Aquí hay que remar con todos los que estén disponibles y no excluir a nadie a priori.

Aquí no sobra nadie y el Frente Amplio tiene 1 senador y 20 diputados, y su candidata tuvo el 20% de los votos, Beatriz Sánchez”.

“Hablar de la centroizquierda cuando hay 20 partidos políticos de izquierda no es tan fácil como era antes”

-En la oposición hubo temas que los estaban uniendo como los derechos humanos, salario mínimo, la reforma tributaria, pero ¿basta eso para generar una alianza en el sector?

-Es que no es tiempo de hablar de alianzas en la oposición, la oposición tiene que conversar, tiene que coordinarse en el ámbito legislativo, tiene que hacer una oposición crítica y constructiva pensando en el país y que eso sea claramente percibido. No tiene que esconder sus diferencias, porque las hay. Ya vendrá el tiempo de los acuerdos electorales, pero eso es a partir del 2020 en que tenemos la primera elección de gobernadores, de alcaldes y concejales. Hablar de la centroizquierda cuando hay 20 partidos políticos de izquierda no es tan fácil como era antes. En la Concertación éramos cuatro partidos y había una nave bastante estibada porque había una lógica muy transversal. La Nueva Mayoría, en cambio, éramos siete partidos y no solo estaba el tema del PC sino que el tema del intento de hegemonía de unos partidos respecto de otros por direccionalidad del proceso. Hoy día hay 20 partidos de izquierda o movimientos políticos. Entonces para la Democracia Cristiana no es tan fácil hablar hoy día de centroizquierda, cuando hay 20 partidos políticos de izquierda. Tenemos que ser más creativos, más respetuosos, más cuidadosos y los partidos de la izquierda no pueden arrinconar o emplazar permanentemente a la DC porque así no se hace la política.

Para la Democracia Cristiana no es tan fácil hablar hoy día de centroizquierda, cuando hay 20 partidos políticos de izquierda. Tenemos que ser más creativos, más respetuosos, más cuidadosos”.

-En la última encuesta Cadem la oposición tuvo una aprobación de un 19% y una desaprobación del 62%. ¿Cree que influyó la discusión del salario mínimo y la acusación contra los ministros del Suprema?

-Eso es desde hace años y décadas. La política no puede estar determinada por las encuestas. Aquí hay que dirigir y ejercer liderazgos y eso significa pagar costos. Si una buena causa lo llevan a uno a bajar en las encuestas qué le vamos a hacer, pero yo siento que la encuestitis está en el ADN del propio Presidente Piñera. Por ese camino no vamos a ninguna parte, uno no puede gobernar paras las encuestas, uno tiene que gobernar para la gente, ejerciendo liderazgos.

“No es fácil obtener unidad interna cuando cada uno se sale del libreto a cada rato”

-Mientras hay una directiva que está liderando el tema de Luis Castillo, hay diputados DC que apoyaron la acusación constitucional contra los Supremos y un vicepresidente del partido que validó el rol del FPMR. ¿Cómo ve la identidad del partido?

-Comparto las tesis que ha planteado la directiva del partido desde que asumió y que es justamente marcar nuestra propia identidad, un acercamiento con el PR, con el PPD, buscar una oposición a la vez, crítica y constructiva. Todo eso está bien, lo que pasa es que a la Democracia Cristiana le cambiaron el escenario y el libreto con el tema del nombramiento del doctor Luis Castillo y ese fue el punto de inflexión en las relaciones con el gobierno. Surgen voces con mayor o menor afinidad con partidos de izquierda, pero el gobierno no le ha hecho las cosas fáciles a la Democracia Cristiana.

-Usted dice que le cambiaron el libreto a la DC, pero ¿cómo vio que Fuad Chahín excluyera al PC del acto del plebiscito de 1988?

-Eso estuvo mal planteado por la directiva. Soy partidario de que el 5 de octubre sea celebrado por todos los que quieren celebrar. Pero sí tiene razón la directiva en el sentido de recordar que mientras que algunos propiciaban la continuidad del régimen y de la Constitución del 80 a través de la opción del Sí y otros propiciaban la vía insurreccional, como el caso del PC, la mayoría de la oposición tenía otra postura en favor de un tránsito pacífico.

La Democracia Cristiana sigue siendo una voz gravitante, pero eso supone unidad interna, desgraciadamente no es fácil obtener esa unidad interna cuando cada uno se sale del libreto a cada rato”.

-En cuanto a la identidad de la DC, usted dice que el gobierno tomó banderas de la centroizquierda ¿Cree, entonces, que la DC está perdiendo espacio en el centro?

-La voz y la posición política de la Democracia Cristiana sigue siendo gravitante en la política chilena. Nosotros somos un 10% de los votos, tenemos 19 parlamentarios, tenemos más de 40 alcaldes, cerca de 400 concejales, más de 40 core,  80 años de historia. La Democracia Cristiana sigue siendo una voz gravitante, pero eso supone unidad interna, desgraciadamente no es fácil obtener esa unidad interna cuando cada uno se sale del libreto a cada rato.

-Pese a la dificultad de liderar el partido por las divisiones internas, ¿cómo considera la gestión de Chahín? En el caso del salario mínimo y en la nominación a TVN fue el senador Jorge Pizarro quien lideró las negociaciones.

-Por principio solidarizo con un presidente de partido. Yo fui cinco años presidente de la DC y sé lo difícil que es eso. Por lo tanto, tal como lo dijimos en su momento, que cualquiera fuera la mesa que ganara iba a contar con nuestro apoyo y la mesa dirigida por Fuad Chahín por supuesto que cuenta con mi apoyo.

La información es de: El Libero