Editorial de José Piñera: “La izquierda ampara la violencia para derogar la Constitución”

Poniéndose en los potenciales escenarios, el hermano del Presidente manifiesta que, de ganar la opción de reformar la Constitución –que asegura ha contribuido a 40 años de prosperidad–, «la inversión y la actividad se derrumbarán aún más hasta que los agentes económicos comprueben si la Convención Constituyente repone todos, algunos o ninguno de ellos, en el nuevo proyecto que se conocerá a fines de 2021»

Siempre sus dichos han levantado polémica. José Piñera, el bautizado padre de las AFP y hermando del Presidente de la República, es, además, editor de la revista Economía y Sociedad.

Y fue en el último número de esta (del trimestre enero-marzo de 2020) donde se dio espacio tanto para defender los atributos –a su juicio– del modelo económico de libre mercado, algo que había hecho en otras ocasiones, como también analizar las responsabilidades políticas del estallido social surgido el 18 de octubre.

Piñera inicia señalando que el movimiento social dejó caer «dos bombas sobre la economía más exitosa de América Latina». La primera –asegura– fue la violencia que estalló el 18 de octubre, lo que bautizó, lisa y llanamente, como un «ataque terrorista» que afectó a las instalaciones del Metro de
Santiago.

«Mientras en Estados Unidos el ataque de Al Qaeda contra las Torres Gemelas galvanizó a los norteamericanos que respondieron unidos a la violencia, en Chile dividió a la ciudadanía, fue amparada por la izquierda y, finalmente, logró la rendición incondicional del gobierno. En el Dossier recogemos variados testimonios que analizan el origen, desarrollo y consecuencias de este estallido terrorista», dijo en el editorial del último número de la publicación.

El análisis continuó señalando que la izquierda ha presionado al Gobierno amparando estos hechos de violencia. En tal sentido, sostuvo que «con sus actos la izquierda retrocedió 40 años y ha vuelto a ser la izquierda que ampara la violencia en contra de la democracia. Tal como lo hizo en la década del 60, lo que llevó al quiebre de 1973».

«La segunda bomba la detonó el gobierno y los partidos políticos el 15 de noviembre al acordar un proceso constituyente que tiene como objetivo derogar la actual Constitución. En la concesión más irresponsable, los partidos de Chile Vamos aceptaron elaborar una nueva Carta Fundamental partiendo desde una ‘hoja en blanco’. Por esta razón, durante al menos dos años los chilenos vivirán con la incertidumbre de desconocer los derechos y protecciones que tendrán bajo la futura Carta Fundamental», planteó.

Para Piñera ya, lisa y llanamente, estamos en medio de una crisis económica y social. Lo asegura con las cifras a la vista: en octubre la economía se contrajo en un 3,4%, los despidos aumentaron en un 84,5% y la confianza de los consumidores se desplomó. Se estima incluso que quebrarán 20 mil pymes. El Banco Central advirtió que “si el desempleo persistiera sobre 10% y la inflación se empinara al 6%, el coeficiente de Gini que mide la desigualdad retrocedería 27 años”.

A continuación, el editorial detalla que el país enfrentará dos años de hechos políticos que serán claves para el futuro, tales como la votación constitucional y también la futura elección presidencial.

Poniéndose en los potenciales escenarios, el hermano del Presidente manifiesta que, de ganar la opción de cambiar la Constitución –que afirma que ha contribuido a 40 años de prosperidad– «la inversión y la actividad se derrumbarán aún más hasta que los agentes económicos comprueben si la Convención Constituyente repone todos, algunos o ninguno de ellos, en el nuevo proyecto que se conocerá a fines de 2021».

Un proceso constituyente, a sus ojos, considerado innecesario. Y de paso, un espaldarazo a Kast. «Esto lo ha comprendido con claridad el Partido Republicano y su líder José Antonio Kast al llamar de inmediato a votar ‘Rechazo’ en este plebiscito. Queremos enfatizar que la opción ‘Rechazo’ incluye seguir perfeccionando la Constitución a través de la deliberación y negociación en el Congreso. La actual no es una Constitución ‘pétrea’, como falsamente se ha dicho, ya que más de 300 reformas han sido aprobadas en los últimos 40 años y casi todas ellas por unanimidad», manifestó en el texto editorial.

Como si fuera parte de una campaña, continuó señalando que el deber de defender el sistema económico se funda en que los dirigentes de la UDI, RN y Evópoli llamen a votar “Rechazo”, pues «los 3.795.896 chilenos que votaron el 2017 por una opción de centroderecha deben comprender que el gobierno y los partidos de Chile Vamos fueron doblegados ‘con una pistola en la cabeza’ en la madrugada del 15 de noviembre por una izquierda que blandía la amenaza viva de la violencia».

«Es cada vez más claro que la extrema izquierda fue la fuerza decisiva detrás del estallido de violencia», apuntó.

El modelo y sus virtudes

A ojos del mayor de los hermanos Piñera, el modelo constitucional y de desarrollo económico del país tiene innegables virtudes.

Primero, en materia constitucional, el economista distingue diez virtudes, a su juicio, inequívocas de la Carta Fundamental: el Derecho de propiedad (Artículo 19, inciso 24); que los Impuestos no pueden ser manifiestamente desproporcionados o injustos (Artículo 19, inciso 20); el Banco Central autónomo (Capítulo XIII); la Iniciativa exclusiva del Ejecutivo en proyectos de ley que involucran gasto fiscal (Artículo 65); la Libertad de trabajo (Artículo 19, inciso 16); la Negociación colectiva racional (Artículo 19, inciso 16);  la Prohibición de huelgas en el Estado (Artículo 19, inciso 16); la Concesión plena en minería (Artículo 19, inciso 24 y Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras); la Iniciativa exclusiva del Ejecutivo para modificar las normas sobre seguridad social (Artículo 65); y que las Empresas del Estado requieren quorum calificado (Artículo 19, inciso 21). La Constitución consagra a las personas la libertad para emprender cualquier actividad económica y requiere una ley de quorum calificado para que el Estado desarrolle alguna actividad empresarial.

«¿Cree usted que una Asamblea Constituyente, hija de la violencia, y redactando complejas normas constitucionales en medio de una crisis económica, mantendrá estos diez pilares constitucionales que nos han dado 40 años de prosperidad?», agrega.

Y la defensa corporativa del modelo económico también suma puntos. Primero, asegura, Chile se ha visto beneficiado por medio de un profundo impacto social del libre mercado.

Y en su opinión existen cuatro puntos que lo explican:

Ingresos

Piñera afirma que, mirando los números, los ingresos por persona del 20% más pobre de la población, se han elevado en 439%, «que es el doble del incremento de los ingresos del 20% más rico, quinto quintil, de 208%. Este dato duro demuestra que el modelo económico contiene en sus entrañas un potentísimo ‘acelerador social’, que levanta a los más pobres a una mayor velocidad que a los grupos de mayores ingresos»

La desigualdad

Entre 1990 y 2017, afirma, la desigualdad de ingreso, medida por el coeficiente Gini, disminuyó en un 19% de 57,2 a 46,6. «Como consecuencia de la enorme expansión de las oportunidades, especialmente en educación, donde los alumnos que asisten a estudios superiores aumentaron de 120.000 en 1980 a 1.200.000 en 2019», explica.

El ascensor

Usando una analogía que repite bastante, el editorial añadió que en Chile «nacer pobre no significa morir pobre». Esto gracias a la movilidad social. «El modelo económico chileno ha creado el ‘ascensor social’ más potente de la OECD. Esta buena noticia en el caso chileno contrasta abiertamente con la preocupación, incluso el pesimismo, de la OECD sobre otros países».

La pobreza 

Como un éxito social califica la baja en los índices de extrema pobreza, que. según recoge, ha implicado sacar de ese segmento a unos 7 millones de chilenos. «Es tal el impacto social del modelo que, pese a la lamentable reducción del crecimiento económico en los últimos 10 años, la pobreza siguió cayendo desde 29,1% en 2006 a 8,6% en 2017», profundiza.

La clase media

Permitir progresar a los pobres permitió «por primera vez en la historia de Chile, crear una verdadera clase media. Como ella valora especialmente el derecho de propiedad y la estabilidad política y económica, ha sido fundamental para sostener los tres pilares claves del nuevo Chile: el modelo económico, el sistema de capitalización y la Constitución de 1980», concluyó en su análisis editorial.

Fuente: elmostrador.cl