Axel Kaiser: “La cultura del victimismo ha reemplazado el diálogo racional por la censura”

El pensador chileno cuestiona en ‘La neoinquisición’ los pilares del pensamiento políticamente correcto.

Conferenciante internacional y autor de libros superventas como El engaño populista o La tiranía de la igualdad , el chileno Axel Kaiser (Santiago de Chile, 1981)es una de las voces más heterodoxas e incorrectas del panorama intelectual hispanoamericano. En su nueva obra, bajo el elocuente título La neoinquisición. Persecución, censura y decadencia cultural en el siglo XXI(Deusto), Kaiser carga contra la irracionalidad y el victimismo que, a su juicio, asolan la mentalidad contemporánea.

En la Neoinquisición pone en tela de juicio las bases del pensamiento políticamente correcto. ¿Cuál es la tesis central de su ensayo?

La tesis central del ensayo es que el avance de ideologías que provienen de la izquierda, que han capturado las universidades occidentales, ha creado un clima crecientemente irracional sobre el que se sustenta la cultural del victimismo que vemos en la actualidad. Esta cultura del victimismo ha destruido la esfera pública como espacio de diálogo racional, reemplazándolo por una práctica de persecución, censura y destrucción de aquellas voces que no se ajustan a los estándares de pureza moral que promueve esta neoinquisición.

Afirma que una sociedad que evita a toda costa ofender a nadie está renunciando a su compromiso con la verdad. Pero, ¿puede sobrevivir una sociedad que concibe la verdad como un problema?

Ningún orden social puede sostenerse sobre la base de las emociones de sus integrantes. Si no existe un compromiso con la búsqueda racional de la verdad, la violencia se convierte en el único camino de resolución de conflictos y eso conduce al fin de la democracia liberal.

Por otra parte, el identitarismo contemporáneo deja de lado los derechos individuales y pone el acento en la pertenencia a grupos en oposición a otros. ¿Nos aboca ello inevitablemente a la confrontación?

Así es. Hoy vivimos un verdadero fascismo de izquierda que ha tribalizado el orden social, enfatizando las diferencias arbitrarias de unos grupos con otros en lugar de las semejanzas esenciales que destaca el liberalismo. Esto activa nuestro instinto de conflicto al dividir el mundo entre amigos y enemigos. La violencia ocupará, como consecuencia, un lugar cada vez más importante en la vida social producto del discurso identitario que pregona la nueva izquierda.

«NINGÚN ORDEN SOCIAL PUEDE SOSTENERSE SOBRE LAS EMOCIONES DE SUS INTEGRANTES. SI NO EXISTE UN COMPROMISO CON LA VERDAD, LA VIOLENCIA SE CONVIERTE EN EL ÚNICO CAMINO DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS»

Axel Kaiser

Sostiene que la “neoinquisición de izquierda se atribuye un conocimiento y categoría moral superior que no posee y que pretende imponer como la única visión aceptable”. ¿Qué pueden hacer los liberales de derecha e izquierda para combatir esa arrogancia moral?

Debemos mostrarles su hipocresía y combatir sus dogmas con energía, reivindicando la razón como el único camino para dilucidar conflictos morales o políticos. Todos quienes valoran realmente la libertad de expresión deberían defender el derecho de opinar de quien lo ve arrasado por estos fanáticos. No sirve de nada defenderlo solo cuando afecta a los amigos.

Según Mario Vargas Llosa, el feminismo es hoy el más resuelto enemigo de la literatura, que pretende descontaminarla de machismo e inmoralidades. ¿Lo suscribe?

Totalmente. Pero además es el principal enemigo de la mujer porque establece un solo modelo de comportamiento aceptable y una sola forma de ver el mundo como válida. Se trata de una doctrina odiosa y rayana en lo totalitario, que infecta la mente de muchas mujeres jóvenes llenándolas de amargura y convenciéndolas de la ficción de que son víctimas de un orden patriarcal invisible del cual solo la rabia contra el hombre las puede liberar. El ataque a la literatura es una expresión de ese fanatismo.

En España se ha aprobado una ley, conocida como “solo sí es sí”, para que el consentimiento en una relación sexual solo exista cuando se verbaliza afirmativamente. ¿Le parece una medida atinada?

Es un error que muestra el punto en que ha sido influida la clase política española por ideologías como las que describo. Siempre se puede elevar el umbral de consentimiento al punto de exigir un contrato detallado minuto a minuto de lo que se hace en el encuentro sexual , el que por definición es un camino exploratorio muy complejo que testea limites en los participantes. Acá lo que se hace finalmente con este tipo de normas es politizar la vida intima de las personas, lo cual es propio de los movimientos totalitarios.

«LAS POLÍTICAS DE CUOTAS  EN EL MUNDO LABORAL SON INMORALES PORQUE DISCRIMINAN A PERSONAS SOLO EN FUNCIÓN DE SU GÉNERO, EN ESTE CASO A LOS HOMBRES, A LOS QUE NO SE CONTRATA SÓLO POR SER HOMBRES»

Axel Kaiser

A su juicio, las políticas de cuotas en el mundo laboral son una mala idea. ¿Cuál es la razón?

En el libro cito mucha evidencia al respecto. En primer lugar, son inmorales porque discriminan a personas solo en función de su género, en este caso a los hombres, a los que no se contrata solo por ser hombres. En segundo lugar la evidencia muestra que mayor cantidad de mujeres a través de cuotas no mejora la movilidad laboral de otras mujeres, no incrementa el salario de otras mujeres, no incentiva a otras mujeres a estudiar carreras como negocios y tampoco aumenta de manera clara la productividad de las empresas. 

Lo que si hacen las cuotas es arrojar un manto de sospecha sobre todas las mujeres, pues ya no se sabe si están donde están por capacidades o por cumplir la cuota. Además crea resentimiento entre géneros y, en casos como Noruega, la creación de cuotas incluso impactó negativamente en el valor de las empresas y en la economía en general.

¿Y es el género, como sostiene parte del feminismo contemporáneo, una mera “construcción social”?

Eso también lo explico en el libro citando evidencia científica. La idea de que el género es una construcción social es una falacia contraria al sentido común y a un sinnúmero de estudios que acreditan las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres. Es mera ideología, un producto propio del irracionalismo de estos tiempos.

Jonathan Haidt ha denunciando que las universidades norteamericanas, en las que predomina el pensamiento políticamente correcto, fomentan la fragilidad de la juventud. ¿Está en lo cierto?

Sin duda. Las universidades se han convertido en centros de adoctrinamiento de víctimas que luego salen a la sociedad completamente fragilizadas e intolerantes. Son las grandes responsables de la crisis cultural que vive occidente y de los niveles de violencia que se constatan en la discusión pública.

Frente a lo que denomina “imperiofobia”, usted destaca la contribución de occidente a la humanidad. ¿Debe sacudirse el hombre occidental su sentimiento de culpa?

La culpa es del todo injustificada cuando se tiene presente que la especie humana es terrible y que los occidentales han sido los más avanzados moralmente en el planeta gracias al conjunto de valores que fueron capaces de desarrollar. Todo pecado o crimen atribuible a occidente lo han cometido también otras culturas. La diferencia es que acá tomamos consciencia y enmendamos el camino poniendo fin a instituciones globalmente extendidas como la esclavitud por ejemplo.  Este camino de autohumillación y culpa que vemos en occidente hoy, si no se corrige, terminará en una gran tragedia cuya magnitud pocos son capaces de prever.

Usted escribió en 2016 junto a Gloria Álvarez un libro en el que advertía del peligro de los populismos. ¿Qué opina de qué en España el Partido Socialista gobierne junto a Podemos, un partido que ha reivindicado abiertamente las técnicas del populismo?

Es un desastre para España que sea liderada por una izquierda fanática y populista como la de Podemos y  Sánchez. Pagarán un elevado precio por haberlos tenido en el gobierno. Deberían aprender de América Latina, cuya ruina se debe fundamentalmente a liderazgos como los que hoy tienen España.

«TODOS QUIENES VALORAN REALMENTE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN DEBERÍAN DEFENDER EL DERECHO DE OPINAR DE QUIEN LO VE ARRASADO POR LOS FANÁTICOS DE LO POLÍTICAMENTE CORRECTO»

Axel Kaiser

Las protestas en Estados Unidos por el caso Floyd están centrando la atención mundial. ¿Es el racismo en ese país sistémico, como defienden los manifestantes?

Es falso atribuir todos los problemas de los afroamericanos a una cuestión invisible llamada racismo sistémico. Jamás gente de raza negra ha tenido mejores condiciones que lo que tienen hoy en Estados Unidos y de hecho muchos afroamericanos han salido adelante y son ricos o de clase media. Se trata, de nuevo, de parte de la ideología de la izquierda que busca destruir los fundamentos de la sociedad americana como parte de su agenda de poder. 

El caso del supuesto racismo en la policía es evidente. Es falso, por ejemplo, que esta mate más afroamericanos que blancos. Muchos estudios lo han demostrado incluyendo investigaciones de profesores afroamericanos como Ronald Fryer en Harvard. Lamentablemente, la narrativa del racismo, que tiene por cierto antecedentes históricos reales, se ha instalado aprovechando la cultura del victimismo en que vivimos, donde la evidencia y la razón no tienen cabida.

Fuente: elliberal.cat