De Noam Chomsky a JK Rowling: más de 150 intelectuales firman carta contra la intolerancia de izquierda

La misiva que apareció ayer en la revista estadounidense Harper’s lleva los nombres de los escritores Salman Rushdie, Margaret Atwood, Martin Amis y la feminista Gloria Steinem, entre otros. Ellos acusan el surgimiento de actitudes censoras en el progresismo, en medio del debate político y social causado tras el asesinado del afroamericano George Floyd.

Le llaman “cancel culture”. O, en español, “cultura de la cancelación”. Es decir, el acto de criticar, llamar al boicot y finalmente censurar ciertas obras y artistas por estar en contra de los valores alcanzados en la sociedad contemporánea. El más reciente caso fue el de la película Lo que el viento se llevó (1939), que debió ser retirada de la plataforma de HBO Max en Estados Unidos para regresar un par de semanas después con un cartel de advertencia sobre el racismo inherente al filme ganador de ocho premios Oscar.

Aún considerando que el contenido de Lo que el viento se llevó amerita una introducción acerca del contexto y época en que se realizó, no todo el mundo consideró que el filme merecía aquel trato. El historiador del cine inglés Melvyn Stokes, por ejemplo, decía la semana pasada en entrevista con La Tercera, que la cinta producida por David O. Selznick había sido “progresista para su época”.

Lo ocurrido con el clásico de Hollywood fue uno de los coletazos tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco el 25 de mayo pasado. Las olas de protestas y manifestaciones en Estados Unidos fueron vigorosas tras el crimen de odio racial. También hubo gente que perdió su empleo: uno de ellos fue el editor de opinión de The New York Times, James Bennet, quien renunció tras publicar un artículo desequilibrado de un senador republicano que pedía tropas en la calle para contrarrestar manifestaciones. Del mismo modo, fueron derribados monumentos y estatuas de figuras con pasado racista. La ola alcanzó también a Cristóbal Colón, por invadir y colonizar América.

Este ambiente de reivindicaciones de mayor justicia, igualdad e inclusión social se ha propagado en los ámbitos de la cultura, la educación y las artes. Y ha dado lugar a posiciones radicales, sin lugar para los matices y de rechazo a la disidencia. Una emocionalidad negativa que se expresa particularmente en redes sociales y que la escritora JK Rowling experimentó en las últimas semanas, en su caso por expresiones acusadas de transfobia.

La escritora es una de los 150 artistas, escritores e intelectuales que firman una carta publicada este martes en la prestigiosa revista Harper’s. En ella denuncian la intolerancia entre los círculos progresistas y dicen que ha aumentado “un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y de tolerancia de las diferencias en favor de una conformidad ideológica”.

La carta es firmada, entre otras figuras, por el lingüista Noam Chomsky, el escritor Salman Rushdie, la activista feminista Gloria Steinem, la escritora Margaret Atwood, Martin Amis y la mencionada JK Rowling, casi todos ellos ubicados también en un ala liberal de la cultura. También, por cierto, se alude a Donald Trump: “Las fuerzas del iliberalismo están ganando terreno en el mundo y tienen a un poderoso aliado en Donald Trump, quien representa una verdadera amenaza a la democracia, pero no se puede permitir que la resistencia imponga su propio estilo de dogma y coerción”.

Los autores reconocen el “necesario ajuste de cuentas” que se está produciendo tras las protestas antirracistas y las demandas de igualdad e inclusión, pero advierten sobre la radicalización y la crisis de tolerancia. “La inclusión democrática que queremos se puede lograr solo si hablamos en contra del clima intolerante que se ha establecido en todos los lados”, dice la carta.

La actitud de censura que se vinculaba con la derecha política, con el macartismo como su símbolo más oprobioso, de algún modo parece contagiar a la cultura de izquierda, según los firmantes de la misiva. “El libre intercambio de información e ideas, la savia de una sociedad liberal, está volviéndose cada día más limitado. Si bien era esperable de la derecha radical, la actitud censora está expandiéndose también en nuestra cultura: : una intolerancia hacia las perspectivas opuestas, la moda de la humillación pública y el ostracismo”, señalan.

La carta advierte que “los responsables de instituciones, en una actitud de pánico y control de riesgos, están aplicando castigos raudos y desproporcionados en lugar de aplicar reformas pensadas. Hay editores despedidos por publicar piezas controvertidas; libros retirados por supuesta poca autenticidad; periodistas vetados para escribir sobre ciertos asuntos; profesores investigados por citar determinados trabajos”.

“La manera de vencer a las malas ideas es exponiendo, argumentando y convenciendo, no intentando silenciar o apartando. Rechazamos cualquier falsa elección entre justicia y libertad, que no pueden existir la una sin la otra. Como escritores necesitamos una cultura que nos deje espacio para experimentar, tomar riesgos e incluso cometer errores”, concluyen.

Fuente: latercera.com