Jordan B. Peterson volvió desde el abismo: “Muestra gratitud a pesar de tu sufrimiento”

Tras superar una aguda crisis por adicción a los calmantes y recuperarse de Covid-19, el controvertido intelectual canadiense regresa al debate con nuevas reglas para vivir en su libro Más allá del orden.

Cuando abrió los ojos, no podía moverse: se encontraba atado con correas a una cama. Jordan B. Peterson no entendía lo que pasaba y no sabía dónde estaba: a su alrededor solo veía personal médico extranjero. Era el 5 de febrero de 2020 y el psicólogo más célebre del mundo figuraba en una UCI en Moscú. Su último recuerdo lo conducía vagamente a un hospital en Toronto, donde había ingresado en diciembre debido a las complicaciones derivadas de su adicción a la benzodiacepina.

En los últimos tres años, Peterson (Edmonton, 1962) se apoyó en la benzodiacepina para enfrentar los altos niveles de estrés y ansiedad que comenzó a experimentar. Precisamente, cuenta, en “el periodo que pasé de tener una existencia tranquila como profesor universitario y psicólogo clínico a vivir la realidad tumultuosa de ser un personaje público”.

Exprofesor de Harvard y de la Universidad de Toronto, Peterson logró popularidad con sus clases y conferencias en YouTube, donde suele hablar de la Biblia, las ideologías y las políticas de identidad. En Canadá se opuso tenazmente a una ley que prohibía el uso de los pronombres binarios para quienes no se identifican con los géneros masculino y femenino. Inmediatamente, los seguidores de su canal se multiplicaron.

En 2017 ofreció una conferencia de título proverbial, Políticas de identidad y la mentira marxista del privilegio blanco, que alcanzó cinco millones de reproducciones. En ella desacreditaba los estudios posmodernistas como un truco de manos hecho con los restos del marxismo. “Los posmodernos están equivocados, son filosóficamente ingenuos”, decía. Las políticas de identidad, nacidas al alero del posmodernismo, responden más bien a políticas del resentimiento, agregaba. “El racismo sistémico es un término que simplemente desprecio”.

“Liberal clásico”, según sus palabras, Peterson ha elaborado un discurso persuasivo en torno al caos, la oscuridad y el mal, que ha encontrado miles de admiradores que lo reconocen como un nuevo guía, un azote de lo políticamente correcto.

Con elocuencia, invoca los valores de la responsabilidad, la disciplina, el coraje y la verdad. Contrariamente, rechaza los términos igualdad, diversidad, inclusividad y equidad. Y se dirige a los jóvenes con la actitud propia de un líder carismático: “La responsabilidad le da sentido a tu vida… Ponte de pie, deja de lloriquear, no seas una víctima. El mundo acepta la responsabilidad; habla con la verdad, no te identifiques con tu maldito grupo. Percibirte como una víctima no te da derecho a una venganza resentida”.

Su libro 12 reglas para la vida vendió más de cinco millones de copias y lo volvió un intelectual de alcance global. Peterson recorrió el mundo, repletó teatros y auditorios, dio cientos de entrevistas y protagonizó debates que divulgaron sus posturas contrarias al feminismo, el ecologismo y las teorías de raza y género, las que -naturalmente- provocaron rechazo en amplios sectores.

Por entonces ya dependía de la benzodiacepina, y cuando su esposa fue diagnosticada con cáncer, aumentó su medicación. Durante 2019 intentó alejarse de la droga y los efectos fueron catastróficos: un viaje al infierno, como escribe en Más allá del orden: 12 nuevas reglas para vivir, su nuevo libro, editado en español por Planeta.

Tras permanecer internado en Estados Unidos y Canadá y luego de pasar de Moscú a una clínica especializada en Serbia, Peterson volvió a casa.

“Así que esto fue una lección de humildad, supongo”, explicó en un breve video en YouTube, donde agradeció el apoyo de su familia y amigos. “Mi trabajo, la clase de trabajo que hice, aunque solo se trató de escritura y no de contenido audiovisual, fue también muy útil para mí, ya que pude sostenerme a mí mismo al producir pensamientos que pudieran ser de ayuda, a pesar de mi angustia y a pesar de mi falta de esperanza por el futuro”.

Lanzado internacionalmente hace un par de semanas, el libro establece un diálogo con el volumen anterior. Desde luego, su escritura fue afectada por la crisis de salud que atravesó, que incluyó severos efectos por la abstinencia y pensamientos autodestructivos (por eso las correas en Moscú) y el Covid-19. “Me tuve que forzar a sentarme delante del ordenador. Durante los interminables meses en que estuve transido de terror, tuve que forzarme a concentrarme y a respirar, a no mandarlo todo al carajo. Y a duras penas lo conseguí. Me pasé la mitad del tiempo convencido de que iba a morir en alguno de los muchos hospitales en los que estuve ingresado. Y creo que si hubiera caído presa del rencor, por ejemplo, seguro que habría fallecido”, escribe.

A la luz de su experiencia, rescató “solo aquellas palabras que seguían siendo importantes aun en condiciones de sufrimiento extremo”.

Las ideologías

Si 12 reglas para la vida ofrece un discurso en torno al orden como antídoto al caos, el nuevo ensayo busca equilibrar el mapa de ruta. Admirador de los valores y las estructuras tradicionales, Peterson invita ahora a ir más allá, desde luego sin abandonar el terreno conocido: “Necesitamos mantener un pie en el orden mientras estiramos el otro a tientas hacia lo desconocido”, dice.

Entre sus nuevas reglas están: “No denigres a la ligera ni las instituciones sociales ni el logro creativo”; “imagina quién podrías ser y pon todo tu empeño en ello”; “no hagas lo que aborreces”; “al menos esfuérzate al máximo en una cosa y espera a ver qué pasa” y, por cierto, “abandona la ideología”.

La narrativa de Peterson cruza ideas deudoras de Freud y Jung con anécdotas personales, citas a Harry Potter, Disney, la mitología, dardos contra Foucault y Derrida y muchos pasajes de la Biblia. Es más, casi todos sus argumentos conducen a la Biblia.

Fuente: latercera.com