“El poder es una motivación muy fuerte en estas bandas criminales”

Jefe nacional de Delitos contra las personas de la PDI, aborda los motivos tras el alza en los casos de homicidio del último año. “Está en conexión directa al aumento de la violencia, el nracotráfico y el ingreso de armas”, dice.

Xplicativo y analítico, el Prefecto Inspector Juan Carlos Carrasco – Jefe Nacional de Delitos contra las personas de la PDI – tiene el aspecto de haber sido un interrogador agudo: calmado, observador, capaz de volver sobre ideas pérdidas o pequeños detalles de la conversación. Salta de tema en tema, al ritmo delas preguntas que recibe, pero nunca pierde su propio hilo conductor, lo que sugiere una sensibilidad bien entrenada para evaluar a quien le habla. Como una gotera paciente y continua, el Prefecto Inspector, además, rara vez habla desde un yo personal, subjetivo. Es un interlocutor amable y neutro, tan institucional como el mismo uniforme que viste: pantalón caqui y camisa azul oscuro.
Correcto y riguroso en cada palabra que pronuncia, puntualiza, por ejemplo, por qué prefiere hablar de “homicidios”, nunca de “asesinatos”. -Lo que sucede es que la palabra correcta, desde el punto de vista técnico, es homicidio.
Asesinato no existe como tal en la legislación, aunque se utiliza como sinónimo de lo que se conoce como homicidio calificado: aquel delito en que se da muerte a otra persona y en el cual concurren agravantes como la premeditación o alevosía, que no están presentes en la figura del homicidio simple, que es lo que habitualmente acontece cuando, por ejemplo, dos personas se traban en una pendencia y una de ellas resulta muerta por la acción de la otra. -Ha aumentado el homicidio durante la pandemia, Prefecto Inspector. -Sí, lamentablemente. Nosotros investigamos más o menos el 80% de los homicidios cada año. El 2019 investigamos 722, pero el 2020 subimos a 829. Eso implica un aumento de aproximadamente un 20%. -¿ Cambio de tendencia? -No. Veníamos al alza, pero esta fue notable y, por supuesto, nos preocupa. Y se relaciona con bandas criminales. Es decir, es un homicidio que no se puede trabajar como un delito aislado. El alza está en conexión directa con el aumento de la violencia, el narcotráfico y el ingreso de armas. Por eso, integramos varias brigadas de la PDI que tienen directa relación en la investigación.
Unidades vinculantes: robos, antinarcóticos, lavado de activos -que es el elemento económicoy las territoriales. -¿ Cuál es la conexión entre pandemia y aumento de homicidios? -Nuestro análisis es que la pandemia complicó seriamente el funcionamiento de las organizaciones criminales. El confinamiento intensificó las disputas territoriales. El salto en los números se produce por ese factor. Los homicidios más circunstanciales, que suceden en ámbitos más privados, en lugares cerrados, a veces dentro del hogar, como el femicidio, por ejemplo, no registran cambios significativos.
El uso más frecuente de armas de fuego también está asociado a estas disputadas generadas por las complicaciones del ciclo delictual que derivan en disputas territoriales. -¿Qué tipo de homicidios aumentan?-Pensando en la forma del homicidio, el arma de fuego registra un alza muy importante. Anteriormente, la cantidad de armas de fuego y armas cortantes estaban más o menos equilibradas. Y eran por peleas y discusión. El año 2019, tuvimos 319 homicidios investigados con armas de fuego. El 2020,417.
Es decir, un 34% más que el año anterior. -¿ Suben también en segmentos altos?-Respecto a las estadísticas de cantidades totales de concurrencias de la PDI a sitios de suceso por el delito de homicidios en la Región Metropolitana, cabe hacer presente que el sector oriente de la capital no refleja un alza del delito.
En todo caso, el móvil de los homicidios en el sector oriente de la capital corresponde, según las estadísticas, a discusión y robo. – ¿ Cambia el tipo de armas de fuego que se usa? -Por supuesto. De hecho, observamos una tendencia al uso más frecuente de armas de fuego y con mayor poder. Armas automáticas, con cuarenta cartuchos, por ejemplo, y mayor rapidez que la convencional. En algunos casos, con calibre superior al que posee la policía. El narcotráfico tiene muchos recursos.
Es sorprendente ver la forma en que entran las armas y la droga, a veces en productos que se fabrican exclusivamente para su transporte. -¿ Quién y por qué modifican armas de fogueo? -Hay armeros artesanales ya insertos en el ciclo de la delincuencia que toman un arma de fogueo, que no tiene restricciones legales de comercialización o circulación. Es un pequeño circuito que se dedica a eso. -¿ Cuánto vale? -Le puedo asegurar que a los narcotraficantes no les interesa cuánto vale. Pueden pagarlo y mucho más. Para el delincuente esto es un trabajo. Su objetivo es no dejar huellas. Así que, otro aspecto importante es que observamos intercambio de armas. Para hacerlas indetectables. Tenemos un centro de análisis criminal, que es el cerebro de la PDI, donde confluye toda la información de la evidencia balística. Ahí se hace el cruce de la información, el análisis criminal y policial.
Y ellos han detectado la misma arma en delitos cone XOS. -¿Y qué ocurre con el uso de arma cortante o elemento contundente? -El año 2019 tuvimos 325 casos con arma cortante y el 2020,378 (16% más). Con elemento contundente, en tanto, en 2019 fueron 67 y el 2020,75 (12% más). -¿ Hay algún otro medio que se use frecuentemente? -Después viene por estrangulación. Es decir, asfixia por elementos mecánicos o manuales. Son menos y se observan, lamentablemente, en casos de femicidios. “En esto no hay posibilidades de impunidad” La sala donde Carrasco habla es amplísima. Por alguna razón está con los postigos que dan a Av. Condell, completamente abajo. Justo cuando esa arbolada calle, gracias al otoño, provee un sol suave y (lo que es un lujo pandémico) silencio.
Si no fuera por las lámparas que cuelgan sobre la mesa en la cual sucede la conversación, el sitio sería penumbroso, especialmente en el área que rodea el escritorio, coronado por figuras del director de la PDI y del Presidente.
Inadvertidamente, la pulcritud de los datos, la precisión numérica frente a la muerte le concede a la conversación un giro irreal. -Mencionó los femicidios ¿ Han aumentado en pandemia? -El año 2019 tuvimos que investigar 37 femicidios y el año 2020,38. Esta es una cifra alarmante. A uno le gustaría que no existiese. Lo que podemos decir es que la efectividad de las investigaciones sube a un 100 por ciento. En los 38 casos, el autor está detenido y pasado a tribunales. Nuestro objetivo es dar una señal clara de que en esto no hay posibilidades de impunidad. Y ojalá de forma inmediata. -¿ Cuál es el porcentaje de eficiencia en sus homicidios? -Son fenómenos distintos. Tanto los femicidios, como la mayoría de los homicidios investigados históricamente, presentan una relación conocida entre víctima e imputado. Sucede lo contrario con el crimen organizado. Muchas veces esta relación no existe o tiene un vínculo no formal. Las complejidades para establecer la identidad de los autores son distintas. -¿El asesinato sigue ocurriendo en las noches? -Cierto. La noche es una buena hora para ocultarse, no tener testigos. Es el principal objetivo del delincuente. Hay algunos más en el día, porque al no haber gente en la calle, no hay testigos. Clarísimo. Escenario ideal.
El delincuente siempre está analizando los factores que le garanticen la impunidad. -¿ Cuál, para usted, es el homicidio más incomprensible? -El de un niño, niña o adolescente, en especial cuando el o la victimaria es la madre, padre o quien está encargado de su custodia. Con el tiempo uno se habitúa a convivir con situaciones límite. Pero de todo el catálogo de conductas humanas difíciles de explicar, es la más antinatural. “Se perdió el respeto a la vida del ser humano” -¿ Hay algún otro cambio significativo al observar las estadísticas? -La baja en el rango etario de quienes perpetran los homicidios en las bandas. Quiero hacer un alcance: hace algunos años era 20 años. Ahora observamos la participación de menores de edad. -¿ Por qué? -Las bandas criminales están reclutando personas cada vez más jóvenes. Y junto a la baja de edad de los delincuentes, observamos un conjunto de conductas asociadas a esta y, probablemente, a la deserción escolar temprana. Por ejemplo, un precario desarrollo moral. El círculo cercano, donde se construyen valores, principios, hábitos, es muy vulnerable. No es inusual que el padre o madre esté o haya pasado por la cárcel. Por lo tanto, no hay referentes ni conciencia de sus actos. Mucho menos reflexión.
Es un delincuente más impulsivo, con cada vez menos capacidad de reflexión sobre las consecuencias de sus actos. -¿ Qué motiva a estos jóvenes a ser parte de estos grupos operativos? -Es muy lucrativo y otorga poder. Incluso, a veces, sobre los que antes fueron sus mentores en las escalas más bajas del delito. El poder es una motivación muy fuerte en estos grupos. Y no se trata de tenerlo, sino que exhibirlo, demostrarlo elocuente y frecuentemente. -¿ Se conservan códigos en la nueva generación de delincuentes? -Se están rompieron. Por ejemplo, años atrás, el delincuente no delinquía dentro de su mismo sector. No le robaba ni a los pobres ni a los ancianos. En la cárcel, por lo demás, el poderío o el respeto estaba asociado al tiempo de permanencia en la cárcel.
Ahora, en la cárcel el respetable puede ser un narcotraficante, un joven de no más de 20 años, que tiene dinero y recursos. -¿ Por qué se rompieron?-Se perdió el respeto a la vida del ser humano. De hecho, uno ve con asombro en los posteos de redes sociales que hacen delincuentes, que muchos sienten cierto orgullo. Esperan morir en batallas dentro de la delincuencia o enfrentándose a la policía. -¿ Posteos? -Hay un deseo de mostrar poder. Los recursos que una persona puede lograr a través del narcotráfico lo colocan en una posición de poder y control. Y la violencia, el uso de armas de fuego, el controlar ciertos territorios, da una gran sensación de poder. Al mismo tiempo, hay una dinámica de disputas territoriales, de control de los ciclos económicos, que multiplica los conflictos de poder entre bandas o grupos que controlan territorios de comercialización. Cuando se habla de que se mataron entre las bandas, generalmente son disputas territoriales.
La misma dinámica de control territorial va provocando que pequeñas bandas vayan iniciando el reclutamiento, hasta llegar a los carteles y de ahí al crimen organizado. -Y en los asesinatos entre bandas, ¿cuál es el perfil de quienes están en la pirámide que los ordena o financia? -Son personas adultas, con nutridos antecedentes criminales, relacionados con delitos contra la propiedad, infracción a la ley de armas, pero que han cambiado su actuar delictual al narcotráfico. Ostentan gran poder económico y presencia en zonas definidas, especialmente en ciertos sectores de la capital.
Para ser más precisos, los conflictos que desembocan en este tipo de homicidios no se originan en la parte superior de la pirámide delictual, sino que en una secundaria, más ligada con aquellas bandas que realizan la comercialización de sustancias ilícitas, los que, debido a su misma actividad, entran en disputa con grupos similares con los cuales se enfrentan por territorio. -¿ Algún otro código roto? -Al menos en materia de homicidios, es que antes el delincuente daba la cara, especialmente en venganzas o ajustes de cuentas. El defender el honor de alguien de la familia, y el que se supiese que lo había hecho, podía estar por sobre la posibilidad de ir a la cárcel. Ahora el objetivo más importante suele ser poder o asuntos materiales. Por eso mismo, es muy importante para ellos borrar o esconder toda trazabilidad. El Prefecto Inspector, por única vez en la conversación, pide detener la grabadora. Y explica someramente algunas de las nuevas técnicas o estrategias que delincuentes usan para no dejar huellas. -¿ Se planifican más los asesinatos? -Sí, aunque hay una diferencia. En el homicidio en que participan bandas organizadas uno observa cada vez mayor planificación. El que surge en una riña o pelea, no. Al haber recursos económicos importantes, por ejemplo, se puede pagar a otros para que consigan el auto. Igualmente, el caso de las armas o la modificación de ellas. Hay una cadena de oficios delictuales que busca la impunidad. Matar y no dejar huellas. En eso se enmarcan las nuevas formas de planificación. -¿Ya no hay cuchillazos por robo? -No es que no se produzca el homicidio con intención de robo. Tiene una incidencia menor en comparación con el arma de fuego. El arma cortante mantiene un rol importante en el homicidio que se produce por rencillas. Lo que pasa es especialmente en la acción de las bandas. Si yo quiero dar una señal de poder, demostrar mi poderío, el arma de fuego juega un rol preponderante. Hemos visto ocasiones en las que se disparan 150 balazos contra una propiedad. ¿Qué quiere decir eso? Primero, un mensaje: “yo tengo este nivel y poder de fuego. Y tú, ¿qué me puedes hacer? ¿ Puedes responderme?”. Es muy obvio que en 150 balazos hay un mensaje. ¿Cierto? – ¿ Y cuál es el mensaje de Homicidios a la delincuencia? -Esclarecimiento rápido. Ese es el mensaje. No es para la televisión. Que, si lo muestra, bien, que, si lo muestra, bien también. Pero es un mensaje a la delincuencia. Estamos trabajando. No hay ni habrá impunidad. Es un mensaje que el delincuente entiende y claro.

La pandemia complicó el funcionamiento de las organizaciones criminales. El confinamiento intensificó las disputas territoriales. El salto en los números se produce por ese factor”.

Hay una cadena de oficios delictuales que busca la impunidad. Matar y no dejar huellas. En eso se enmarcan las nuevas formas de planificación”.

Fuente: litoralpress.cl