Argentinos de alto patrimonio hacen las maletas escapando del nuevo impuesto a la riqueza

El futuro gravamen busca combatir la pobreza y desigualdad, pero amenaza acelerar el éxodo a Uruguay, donde el gobierno conservador está ofrece exenciones fiscales a los recién llegados.

El elegante balneario uruguayo de Punta del Este ha sido desde hace mucho tiempo uno de los favoritos de tos argentinos más adinerados que buscan escapar del sofocante calor del verano de Buenos Aires en sus amplias playas de arena y oleaje atlántico.

Pero con un gobierno izquierda en Argentina aumentando los impuestos a los ricos mientras que una nueva administración conservadora en el vecino Uruguay ofrece exenciones fiscales a los recién llegados, muchos argentinos adinerados están optando por cruzar el río de la Plata de forma permanente.

«No quiero trabajar durante los próximos quince años cuando esté en la cima de mi capacidad de generar ingresos para poder disfrutar de mi jubilación, solo para tener que devolverlo todo al Estado», dijo un ejecutivo argentino de unos cincuenta años que se trasladó a una villa junto a la playa cerca de Punta del Este este año. «No es que Uruguay sea un paraíso fiscal, sino que Argentina es una trampa de dinero».

Una de las mayores causas de descontento es lo que muchos ven como un sistema fiscal confiscatorio. El Congreso debatirá pronto un impuesto único de «solidaridad» para los argentinos con activos netos de más de US$ 3 millones que, según los funcionarios, podría recaudar hasta US$ 4 mil millones.

Eso se suma a un impuesto sobre el patrimonio existente que se elevó en diciembre a 2,25%, más alto que cualquier otro país excepto España. El tributo aumenta aún más la carga sobre los contribuyentes en el que ya es uno de los países con mayores impuestos del mundo.

«Se están disparando en el pie», dijo Luciano Laspina, economista y destacado legislador de la oposición. Tal como está, la volatilidad económica endémica de Argentina explica por qué sus ciudadanos tienen al menos US$ 300 mil millones el extranjero, según los economistas.

Fuente: df.cl