Ni oro ni platino, el metal más caro del mundo está en el interior de tu coche

En lo que llevamos de año el rodio, escaso y difícil de conseguir, ha aumentado su valor más de un 30% y ya vale cinco veces más que el oro o 10 veces más que el platino

El rodio es el metal de moda. ¿El rodio? Sí, el rodio. Oro, platino, paladio… todos palidecen ante el humilde metal de la familia, precisamente, del platino, que es complicado de conseguir y cuyo valor se ha disparado más de un 30% en lo que llevamos de mes de enero. En el último año su precio se ha multiplicado por 12 y ha elevado la cotización de cada onza (cuyo peso es de 28 gramos) hasta más allá de los 8.000 dólares. Es ya el metal más caro del mundo.

Este material, que cuenta con su hueco en la tabla periódica, tiene la combinación perfecta: es escaso, difícil de conseguir y, además, cada vez es más necesario.

Su principal aplicación, quizás la más importante, está en la industria automovilística. El rodio está presente en los catalizadores de los coches y se encarga de que los vehículos emitan menos contaminación a la atmósfera. Con la exigencia de la Unión Europea o China para conseguir rebajar las emisiones, los fabricantes están tirando del rodio para cumplir con los objetivos. Y eso, claro, eleva su precio.

Este martes la onza de rodio se pagaba a 7.925 dólares, un precio algo por debajo de los 8.200 dólares con los que echó el cierre la pasada semana. Su precio se acerca ya a los 10.100 dólares que marcó en el año 2008 y que fueron su pico más alto.

El gran impulsor de la demanda lo encontramos en Asia, seguramente relacionado con la industria automovilística. Un número elevado de compras ha llamado la atención del mercado y ha provocado que todavía hubiera más operaciones. Eso, en un contexto sin regulación, ha disparado los precios», explica Andreas Daniel, analista del grupo alemán Heraeus, uno de los pesos pesados en la industria de los metales especiales.

La demanda del rodio es todavía muy baja. Según el Silver Institute y el World Gold Council, apenas se utilizan un millón de onzas de rodio al año, mientras que se comercializan 140 millones de onzas de oro, 10 millones de onzas paladio o 8 millones de onzas platino en el mismo periodo de tiempo.

Esta escasez se debe sobre todo a que Sudáfrica controla el 80% de toda la producción de rodio del mundo. Este material no se encuentra en las minas, es un subsidiario de las actividades de extracción que en el país africano se consigue a través del platino, mientras que en Rusia es un producto derivado del níquel.

En el año 2019 Sudáfrica produjo 618.000 onzas de rodio, muy por delante de las 69.000 onzas que salieron del territorio ruso. El resto de la producción la generaron, principalmente, entre Canadá, Estados Unidos y Zimbabue, tal y como reflejan los datos de Johnson Matthey que recoge Bloomberg. Esta suerte de monopolio ha llevado al índice de materiales sudafricano de la bolsa de Johannesburgo a sus niveles más altos desde el año 2011 con avances del 40% desde el año pasado

Invertir en rodio es, además, bastante complicado. No existe un mercado de futuros ni un flujo de intercambios, que se limitan principalmente a operaciones entre los proveedores y grandes actores industriales.

Con esa capacidad de Sudáfrica de controlar el mercado, lo más probable es que los precios del rodio continúen creciendo en las próximas semanas. Para Afshin Nabavi, analista de la suiza MKS Pamp Group, los precios bien podrían irse más allá de los 10.100 dólares por onza alcanzados en el año 2008. En cualquier caso, y como advierte el propio analista, esos altos precios fueron los que provocaron que los fabricantes se pasaran al paladio o el platino hace ya más de una década.

Fuente: elconfidencial.com