Las estadísticas oficiales registran una bajada de la pobreza y mejoras en la industria y la construcción
Si es cierto que lo argentinos votan con el bolsillo, como sostiene un viejo lugar común que circula entre los analistas políticos, Mauricio Macri puede estar tranquilo. Los últimos datos de la economía, difundidos esta semana por la oficina oficial de estadísticas, el Indec, revelan una caída de 3,6% en el índice de pobreza, y subidas de 5,1% en la industria y 13% en la construcción. Las cifras llegan a menos de un mes de las elecciones legislativas de medio término. Un triunfo dará a Macri la posibilidad de profundizar el giro económico que emprendió en diciembre de 2015, cuando sucedió a 12 años de kircherismo.
El último dato de pobreza ha sido el más relevante, porque revierte las cifras de los primeros nueve meses de gobierno macrista, cuando 1,5 millones de personas pasaron a ser pobres y alcanzó en total al 32% de los argentinos. 2016 cerró con una pobreza del 30,3%, para caer ahora hasta el 28,6%. La cifra es enorme para un país como Argentina y está lejos de la promesa de “pobreza cero” que Macri enarboló como muletilla de su campaña presidencial. Sin embargo, el Presidente puede exhibir a sus votantes que, al menos, ha empezado a bajar tras un 2016 muy complicado. La caída registrada en agosto significa además que está por debajo del umbral de diciembre de 2015, cuando asumió Macri, aunque las mediciones de ese año son extraoficiales. El Indec había dejado de publicar cifras de pobreza en 2013 (su última medición fue de 4,3%) y las comparaciones actuales se hacen con datos de estudios privados, sobre todo el de la Universidad Católica Argentina (UCA),uno de los más serios.
Para el Gobierno, en todo caso, las estadísticas refuerzan su discurso de que la economía mejora poco a poco y son por eso la mejor campaña electoral. Además de la bajada de la pobreza, el Indec registró una subida en la actividad industrial del 5,1% en el interanual de agosto, la cuarta consecutiva, y 1,4% desde enero. Claro que el piso era muy bajo y no se revirtió aún el desplome de 4,6% que registró el sector en 2016. La construcción, en tanto, sintió el impacto positivo de la obra pública y ha subido 13% interanual el mes pasado y 9,5% en lo que va del año. La situación social, sin embargo, es aún delicada. El Indec registró en el segundo trimestre que la mitad de los hogares argentinos no llega a cubrir el costo de la canasta básica de alimentos y servicios. Y Unicef advirtió que, en base a cifras oficiales, el 47,7% de los hogares con niños están en situación de pobreza, 19 puntos por encima del promedio nacional.
Otra batalla no resuelta es la de la inflación. La subida de precios fue de 1,4% en agosto y acumula 23,1% durante los últimos 12 meses, la más alta registrada para un país de América Latina, con excepción de Venezuela. El Gobierno ha prometido que la subida de los precios bajará poco a poco, recuerda que en 2016 estuvo por encima del 40% y que este año, si cumple con sus objetivos, rondará el 17%. En una entrevista con la agencia Bloomberg, Macri dijo que Argentina “ha doblado una esquina” en este tema. “Sin un tipo de cambio fijo, sin ningún tipo de control de precios, hemos estado reduciendo la inflación. Estoy seguro de que en 2019 tendremos una inflación de un dígito”, dijo. El 22 de octubre serán las elecciones, y ese día sabrá el Gobierno si su optimismo se traduce a votos.