Antony Beevor: «Rezo para que mis predicciones sobre la pandemia sean erróneas… pero me temo que no lo son»

Para entender el mundo que viene, nada mejor que hablar con alguien que conoce muy bien nuestro pasado. Charlamos con el historiador británico sobre las consecuencias de la pandemia, y sus reflexiones son inquietantes. Nuestras democracias, la paz y la vida tal como la conocemos están en riesgo.

Ningún historiador militar del mundo tiene tanto prestigio y lectores como Antony Beevor (Londres, 73 años). Con más de ocho millones de libros vendidos en 33 idiomas, Beevor transmite en cada página el terror y la violencia de las grandes batallas del siglo XX, entretejiendo miles de testimonios que ha recopilado en archivos con frecuencia vedados a los investigadores. Por eso, nadie mejor que el historiador británico para analizar el pulso entre el coronavirus y la humanidad. Beevor describe en esta entrevista los posibles escenarios de futuro y lo hace fiel a su estilo: con rigor y sin contemplaciones. Entre sus obras imprescindibles figuran Stalingrado y El día D. La batalla de Normandía (ambas, en Crítica). Y Pasado & Presente acaba de publicar La Segunda Guerra Mundial. Una adaptación ilustrada de su monumental ensayo sobre el conflicto.

XLSemanal. ¿Escribirá usted algún día la historia de la pandemia?

Antony Beevor. No. Por dos razones. Una es que me resulta muy difícil ‘disparar’ a piezas que no están quietas. Y la pandemia es todavía un blanco en movimiento. Y la segunda es que los historiadores lo van a tener muy difícil, por no decir imposible, para documentar el presente porque, con los archivos electrónicos, los gobiernos podrán mantener información relevante oculta o modificarla a su conveniencia. Será muy difícil acceder a ella.

XL. ¿Pero no le tienta desentrañar el que puede ser el punto de inflexión de este siglo?

A.B. No creo que la pandemia marque un punto de inflexión porque eso implicaría un cambio de dirección. La globalización económica no está llegando a su fin. Creo que veremos las consecuencias de la COVID como un terrible acelerador de la lógica determinista a la que la sociedad y la tecnología ya se estaban encaminando.

“Como en la Guerra Fría, ahora tenemos que mirar a la muerte de nuevo como una lotería impredecible”

XL. Se compara la pandemia con la Segunda Guerra Mundial.

A.B. Es un error. Los líderes políticos y los medios de comunicación trazan paralelismos históricos en tiempos de crisis para explicar, simplificar o dramatizar una situación compleja, pero es algo peligrosamente engañoso.

XL. ¿No hay ningún periodo que nos sirva de referente?

A.B. La Guerra Fría, cuando toda la humanidad estaba en peligro por la amenaza de guerra nuclear. Desde entonces nos hemos ido convirtiendo, cada vez más, en una sociedad de la salud y la seguridad, que evita obsesivamente el riesgo. Pero ahora tenemos que mirar a la muerte de nuevo como una lotería impredecible.

Antony Beevor: "Rezo para que mis predicciones sean erróneas... pero me temo que no lo son" 2

Esto no es la Segunda Guerra Mundial
Sir Antony Beevor fue húsar del Ejército británico antes de tomar la pluma. Se desmarcó de la manera convencional de contar las batallas, desde el punto de vista de los generales, y las narró desde la experiencia personal de soldados y civiles. Para Beevor, comparar la Segunda Guerra Mundial con la pandemia es un error. «Los políticos y los medios de comunicación trazan paralelismos históricos, pero es algo peligrosamente engañoso».

XL. ¿Hemos aprendido alguna lección de todo este sufrimiento?

A.B. Por desgracia, el efecto de la pandemia ha sido provocar más división entre países y más competición entre ellos. Hemos visto cómo la búsqueda de una vacuna, en algunos casos, se ha convertido simplemente en una carrera a la mayor gloria del prestigio nacional.

XL. ¿Ha llegado la hora de repensar las instituciones internacionales o estamos ante el fin del multilateralismo?

A.B. Antes del brote, Trump, Putin y otros líderes autoritarios ya hacían todo lo posible por socavar las instituciones internacionales, como la OTAN, la Unión Europea, la ONU y la Organización Mundial de la Salud. Así que el mundo está en un lugar más peligroso; en especial, con una China emergente, decidida a revertir las humillaciones del siglo XIX infligidas por las potencias occidentales. China, furiosa por los recordatorios de su responsabilidad en la propagación global de la COVID-19, ejerce su influencia mundial a través de la diplomacia ‘de la trampa de la deuda’ (el país acreedor utiliza la deuda que tienen con él otros países para conseguir sus objetivos estratégicos) y aumentando su poder militar para obtener un control total sobre el mar de China Meridional y Oriental, así como en otros lugares.

XL. ¿Saldrá un nuevo orden mundial de esta pandemia?

A.B. Lo que estamos viendo puede que forme parte del síndrome del poder emergente y el poder menguante. O puede que no. Pero los líderes militares estadounidenses, en privado, están esperando una guerra con China en los próximos cinco años. Esto es aterrador. Es fácil empezar una guerra, ¿pero cómo diablos se termina una guerra con China, que tiene una actitud totalmente diferente hacia las bajas humanas de la que tiene un gobierno occidental? China tampoco tiene escrúpulos morales sobre el uso de armas completamente autónomas que van mucho más allá de los drones asesinos operados a distancia por Estados Unidos y otros países. Esto le daría a China una inmensa ventaja.

“Los líderes militares estadounidenses, en privado, están esperando una guerra con China en los próximos cinco años. Es aterrador”

XL. Los economistas no se ponen de acuerdo sobre cómo saldremos de la crisis… Describen escenarios en ‘L’ (estancamiento), en ‘V’ (caída y recuperación) y ahora en ‘K’ (unos se recuperarán y otros caerán). ¿Cómo lo ve usted?

A.B. La depresión económica tendrá efectos profundos. La escasez de empleo para los jóvenes aumentará las migraciones tanto hacia Europa como dentro de Europa. Y esto, por supuesto, se sumará a las migraciones que ya están aumentando por el cambio climático y los conflictos en África y Oriente Medio.

XL. ¿Cómo afectará a los jóvenes?

A.B. Deberíamos considerar cómo contribuye la demografía a los conflictos. Este fue un factor que se pasó por alto en los orígenes de la Guerra Civil española. El baby boom en algunas regiones de España debido al repentino aumento de las ganancias durante la Primera Guerra Mundial significó que a muchos jóvenes, 18 años más tarde, les resultara muy difícil encontrar empleo durante la crisis económica mundial. Hoy, el problema de los jóvenes airados y frustrados es particularmente agudo a lo largo de la costa del norte de África y del África subsahariana, donde no pueden permitirse formar su propio hogar y, por tanto, se les dificulta casarse y tener su propia identidad. Esto también, en gran medida, va a ser verdad para Europa.

«Es imposible documentar el presente porque, con los archivos electrónicos, los gobiernos pueden mantener información relevante oculta o modificarla a su conveniencia».

XL. Europa ha reaccionado con ayudas masivas para que el parón económico no deje secuelas irreversibles. ¿Será suficiente?

A.B. En el interior de casi todos los países económicamente avanzados veremos una amplia gama de problemas, sobre todo para los jóvenes, quienes ya están enfadados con las limitaciones impuestas a su vida social. Ignorarán a la autoridad o se rebelarán contra ella. Habrá también una brecha creciente entre los pocos, comparativamente, que conseguirán los trabajos que quieren, y los desempleados, o aquellos obligados a aceptar las penosas condiciones de la creciente gig economy (trabajos esporádicos de corta duración).

XL. ¿Se avecinan revueltas?

A.B. Para aquellos que hayan pedido préstamos para pagar sus estudios universitarios y que no puedan encontrar nada que coincida con su cualificación, el trago será amargo. Su enojo los llevará en muchos casos a un mayor activismo político o incluso a una acción directa más extrema.

No es descabellado pronosticar un futuro deshumanizado invulnerable a cualquier virus, excepto a los electrónicos: fábricas sin trabajadores”

XL. La rápida adopción del teletrabajo ha salvado muchas empresas…

A.B. Pero el declive del espacio tradicional de oficina y la vida de oficina está teniendo un efecto devastador en las tiendas y bares del centro de las ciudades, al tiempo que produce un aumento de los vendedores on-line, lo cual, a su vez, aumenta la precariedad. En los Estados Unidos, las corporaciones están acelerando la robotización de sus fábricas para que puedan seguir produciendo en el futuro durante los brotes de COVID u otras pandemias.

XL. ¿Acelerará la pandemia la automatización?

A.B. No es descabellado pronosticar un futuro deshumanizado que sea invulnerable a cualquier virus, excepto a los electrónicos: fábricas sin trabajadores, transporte sin conductores, almacenes sin operarios y reparto de productos con drones. Es el gran sueño capitalista.

XL. ¿Cómo sobrevive una sociedad con menos trabajo a repartir?

A.B. Aldous Huxley publicó en 1931 Un mundo feliz, una novela distópica que tiene grandes posibilidades de estar muy cerca de la verdad, con grandes masas de población adormecida con drogas y entretenida con películas.

XL. ¿Hay margen para reaccionar?

A.B. La reacción está siendo igual de alarmante. La COVID ha acelerado espectacularmente la propagación de teorías conspiratorias y noticias falsas. Vídeos en línea de la predicadora suiza Christina von Dreien son vistos por cientos de miles de personas. Ella, al igual que otros propagandistas antigubernamentales, explota la desconfianza hacia las instituciones democráticas y afirma que la COVID es un engaño con el propósito de propiciar que una élite de ‘gobernantes secretos’ aumente su control. Insinúa que las dos guerras mundiales fueron producto de un complot internacional contra Alemania, lo que contribuye al resurgimiento de los puntos de vista neonazis. En Gran Bretaña hemos tenido sabotajes contra las torres de telefonía como resultado de las afirmaciones del teórico de la conspiración David Icke y otros que afirman que la tecnología 5G transmite el coronavirus a través de las ondas de radio.

“El problema de los jóvenes airados y frustrados que no pueden permitirse formar su propio hogar va a ser una realidad en Europa”

XL. ¿Cómo explica que teorías tan disparatadas tengan tanta acogida? 

A.B. Este asalto deliberado a la verdad científica funciona bien en un mundo de políticas identitarias. Nunca se debe olvidar que fueron los seguidores de la Iglesia de la cienciología los que acuñaron el eslogan: «Si tú crees que es verdad, es que es verdad». Y funciona aún mejor como acicate de la rabia moral de aquellos que se consideran a sí mismos ‘los oprimidos’. El Estado es visto como opresor, junto con cualquier ‘gobernante secreto’, como los medios de comunicación o los banqueros judíos.

XL. ¿Peligra la democracia?

A.B. Quizá la consecuencia más dañina a largo plazo de la COVID es la fragmentación causada por las sospechas infundadas y los resentimientos, y que puede socavar aún más la aceptación del gobierno democrático. Habrá otras pandemias si los humanos continúan explotando el mundo animal y desencadenando infecciones entre especies. Los resultados podrían ser incluso más devastadores, para el medioambiente y para la salud global, pero las consecuencias más peligrosas serán las políticas, las nacionales y las sociales.

XL. Ojalá que no acierte ni una…

A.B. Yo rezo para que estas predicciones resulten ser exageradas o erróneas, pero me temo que no lo son.

Fuente: xlsemanal.com