Manuel Irarrázaval, presidente regional de Bank of America Merril Linch: “Hay que evitar que los emprendedores terminen yéndose a EEUU y crear una industria que no está en el IPSA”

El presidente de Bank of America Merrill Lynch para la región -excluyendo a Brasil y México- proyecta un crecimiento del 3% para Chile en 2021, más bajo que el 3,8% que prevé para Latinoamérica. ¿La razón? La incertidumbre que generarán el proceso constituyente y las elecciones presidenciales. Pese a la alta cotización del cobre, que podría fraguar un buen escenario macro, Irarrázaval se pregunta si el país será capaz de aprovecharlo “y no quedar encerrados en una discusión interna y que ‘se nos pase la vieja’”.

Un 2020 cargado de asesorías financieras de transacciones de compras y ventas de empresas, además de aumentos de capital y emisiones de bonos cerró Bank of America (BofA) Merrill Lynch en la región. Con unos US$ 9.800 millones negociados en fusiones y adquisiciones de empresas (operaciones conocidas con sus siglas en inglés, M&A), como Chilquinta -vendida en US$ 2.230 millones a la china SGIDL- o ICBC Argentina -20% del banco fue comprado por su matriz china en unos US$ 180 millones-, la entidad norteamericana se encumbró como el principal banco de inversión en Latinoamérica (exceptuando México y Brasil) en asesorías de este tipo, con un 16% de participación de mercado medida en comisiones cobradas a sus clientes, según la consultora DealLogic.

El presidente para la región NoBraMex (América Latina sin contar México y Brasil) del banco, Manuel Irarrázaval, remarca que si bien la pandemia fue terreno fértil para los negocios, también sirvió para profundizar en la dimensión social de BofA, entidad que apoyó en todo el continente a fundaciones como Belén Educa, La Protectora o Junior Achievement en talleres de inglés para niñas, niños y jóvenes, asimismo como en juegos que fomenten la educación financiera.

En entrevista con Pulso Domingo, Irarrázaval analiza las principales tendencias que se darán en 2021 en los ámbitos económico, financiero y corporativo.

¿Cómo proyecta que será la recuperación económica de Latinoamérica y de Chile en 2021? ¿Se logrará retomar los niveles precrisis?

-Creemos que el decrecimiento económico para toda Latinoamérica de 2020 fue del 7,4%, siendo muy fuerte en países como México o Perú, mientras que estimamos que Chile cerró el año con un retroceso del 5,9%. Para 2021 estamos viendo un 3% de crecimiento para Chile y 3,8% para Latinoamérica. No vemos que lleguemos a nivel precrisis hasta entrado ya 2022, porque esta región ha sido la más afectada y la recuperación va a ser relativamente lenta.

¿Por qué ven a Chile creciendo menos que la región?

-Porque hay más incertidumbres encima de la mesa. Tenemos una discusión constitucional y elecciones presidenciales, las que obviamente meten ruido al sistema.

Un escenario que vemos es que el mundo se podría recuperar más rápido que Latinoamérica, y a la vez, Chile a un nivel más bajo que países como México, Brasil o Perú. Nos vamos quedando rezagados.

Si los países desarrollados, en particular EE.UU., muestran crecimientos más rápidos de lo esperado, existe la posibilidad de que aparezca una inflación por encima de lo que los bancos centrales prevén, por lo que podría iniciarse un ciclo de subidas de tasas. Chile va a tener que aumentar su deuda para salir de la crisis, y eso me daría tranquilidad en un ambiente de tasas bajas, pero en la medida que estas suban, sería una mala receta.

La cotización del cobre está alta y se podría estar dando un buen escenario macro para Chile, pero la pregunta es si el país será capaz de aprovecharlo y no quedar encerrados en una discusión interna y que ‘se nos pase la vieja’, dejando pasar esas oportunidades.

¿Cuál es su proyección del precio del cobre para 2021?

-US$ 3,6 la libra a mediano plazo, pero me da la sensación de que esa visión se está adelantando, lo que es bueno porque adelanta flujos, pero hay que saber utilizarlos.

Usted supedita la recuperación económica local a las elecciones constituyentes y presidenciables, pero esos procesos están andando y no tienen vuelta atrás…

-Son inevitables, no se pueden postergar y si ello pasara, sería peor para el país. Tenemos la suerte de que nuestro proceso de cambios institucionales se produjo en un momento en que el mundo está en pausa. Necesitamos que ese proceso se dé lo más ordenado y rápido posible, que salga algo razonable, para poder subirnos al nuevo carro y seguir para adelante. Los temas relevantes que están mirando los inversionistas son quiénes aparecerán como candidatos a la convención constituyente y cómo se desarrollará esa discusión, porque de eso dependerá el rayado de cancha que tendrán hacia el futuro. Si se diera una discusión medio ‘farandulera’ y para la galería, eso va a preocupar más, pero los inversionistas extranjeros confían en que habrá un proceso ordenado, razonable y que funcionará bien.

Con esa posibilidad de mayor inflación en el mundo que usted mencionó, ¿qué proyectan para las tasas de interés y cómo eso podría afectar al endeudamiento de Chile?

-Estimamos que en 2021 la tasa del Tesoro de EE.UU. debiera llegar a 1,5%, lo que no me preocupa, porque está internalizado en el mercado y las tasas actuales están en un nivel muy bajo. Me preocupan niveles más extremos que podrían venir. Por ejemplo, si el crecimiento en EE.UU. se sobrecalienta, la inflación se les va del rango esperado y las tasas llegaran a superar el 1,5%, ahí sería un escenario malo para Chile, el que, por cierto, es uno de los pocos países en la región que tiene la capacidad fiscal de responder a una segunda ola de Covid en caso que se diera.

Y en ese contexto, ¿qué esperan para el tipo de cambio?

-El tipo de cambio dependerá mucho también de la apertura que tenga Biden en EE.UU. con respecto a la economía mundial. Debiéramos ver flujos hacia los mercados emergentes, y si Brasil y Chile andan bien, nos llegará mayor flujo. El peso chileno ya tiene incorporado un precio del cobre relativamente alto y un contexto global de mayores flujos hacia Chile. La gran pregunta es cómo evolucionará la discusión constitucional. Creo que el tipo de cambio ya tiene internalizada una discusión constitucional civilizada y razonable. Si subiera el ruido de esto último, se reflejaría en efectos indeseados en el tipo de cambio.

¿Qué aspectos del proceso constituyente están sopesando los inversionistas foráneos?

-Que se tenga un proceso de discusión tranquilo y se termine con una Constitución que siga respetando los lineamientos de libertad económica razonable. Lo que realmente les afectaría a los inversionistas es que hubiera una sorpresa, exaltación, violencia y discusiones radicales. No creo que se llegue a extremos como quitar derechos de propiedad privada.

¿Cómo calibran el desempeño del IPSA y de los resultados de empresas en 2021?

-Para las empresas que dependen del crecimiento interno, como el retail, bancos y centros comerciales, no veo un catalizador importante de desempeño en sus acciones, aunque sí una recuperación porque vienen de una base muy golpeada. La adopción de Basilea III en los bancos les va a poner un estrés adicional a sus balances, aunque tienen holguras para absorberlo.

Las acciones que me parecen más interesantes son las de negocios que en el largo plazo serán de la nueva economía, como algunos retailers que se suban rápido a las transformaciones digitales; SQM se ve como un ganador por su enfoque hacia recursos limpios; y las generadoras eléctricas, en la medida que solucionen la parte de su matriz que aún sigue en base a carbón.

Pero para mí lo más interesante en Chile es qué se está haciendo fuera del mundo de las acciones transadas, como el notable desarrollo de empresas como Cornershop o NotCompany. Me llama mucho la atención una compañía que es como el Spark Beyond de Chile, Anastasia, que está haciendo un trabajo en inteligencia artificial que es de categoría mundial. Si logramos desarrollar esa industria y crear un sistema donde se use Chile para salir al mundo, tendremos una oportunidad gigante. Hay que evitar que los emprendedores terminen yéndose a EE.UU. y crear una industria que hoy no existe, que no está en el IPSA.

¿Hay potencial para seguir haciendo grandes transacciones o levantamientos de capital en startups chilenas este año?

-Se tienen que dar las circunstancias para crear más, y ojalá alrededor de cosas para las cuales ya somos buenos, por ejemplo en la industria minera o en la de agroservicios. Hoy MercadoLibre es la empresa más grande de la región, se dedican al e-commerce, nació en Argentina y nosotros tenemos un grupo especial que se dedica a levantar dinero para este tipo de compañías.

¿Qué clases de activos tendrán mejor desempeño en Chile?

-La renta variable ha rendido muy bien. En 2021 esta clase de activo mostrará muy buenas rentabilidades, pero quizás no a niveles del último par de años.

En el mercado de bonos es muy difícil seguir viendo muchas más emisiones en 2021. El año pasado tuvimos un récord como BofA Merrill Lynch en colocaciones de este tipo y en la región que cubro tenemos alrededor de 15 mandatos para este año. Lo que estará muy fuerte serán los activos alternativos. Por ejemplo, al tener más restricciones de financiamiento de los bancos, hay más fondos de inversiones ofreciendo deuda privada, sobre todo para proyectos de infraestructura, un área que debiésemos potenciar en los dos años venideros en Chile.

¿Habrá aperturas en bolsa a nivel local?

-Va a estar como en todos los últimos años. Chile no es un mercado muy activo en emisiones de capital, por lo que no espero grandes sorpresas.

¿Cómo fue el desafío de hacer grandes transacciones en medio de una pandemia y qué cosas cambiarán para siempre en este mercado?

-Para nosotros, 2020 fue muy bueno en transacciones de este tipo y nos posicionamos como número uno, tanto en Latinoamérica como en Chile. Teníamos algunas previstas, como la venta de los activos de Sempra en Sudamérica a empresas chinas, donde tuvimos que traer a ejecutivos de Asia en plena pandemia, gestionar sus permisos, instalarlos en el país, etcétera. Lideramos la reestructuración del gobierno central de Argentina y de varias de sus provincias. Hemos colocado bonos para gobiernos y compañías en toda la región, por lo que fue un año intenso y sorpresivo. Nos dimos cuenta que hay cosas que cambiarán para siempre, como hacer un roadshow. Antes subíamos al management de las compañías a aviones y viajábamos por el mundo en pocos días teniendo cientos de reuniones. Hoy en día, les bloqueamos la agenda a los gerentes generales por tres días y ellos se conectan con 300 inversionistas por videollamadas. Es mucho más fácil poner a inversionistas delante de clientes ahora. Eso llegó para no cambiar.

Hicimos transacciones completamente de forma remota, como la venta de Exsa del Grupo Breca en US$ 203 millones, la recompra del 19,9% de Lifemiles por parte de Avianca en US$ 195 millones, o la compra de Avantel en Colombia por parte de Novator Partners (matriz de WOM).

¿En qué sectores cree que habrá mayor dinamismo de fusiones y adquisiciones?

-En el segmento que nos movemos, que son las transacciones grandes, no se puede saber. Probablemente en niveles más medios -es decir, en transacciones de hasta US$ 300 millones- podría haber más transacciones, porque hay empresas más apretadas donde sus dueños piensan en vender y salir del negocio.

La pandemia va a configurar un ambiente propicio para la consolidación en industrias que han sido golpeadas en este periodo y que necesitan más economías de escala. En aerolíneas podría haber un tipo de estas transacciones y también seguirán movimientos en infraestructura, donde todavía hay inversionistas que entraron hace muchos años y hoy pueden rotar su portafolio de activos vendiendo lo que compraron hace 10 años, haciendo una ganancia. Por eso vimos a Brookfield o Sempra vender activos en el último tiempo.

¿Qué tipo de inversionistas extranjeros llegarán a posicionarse inorgánicamente en Chile?

-Hace años vimos una ola de inversionistas españoles o canadienses que entraron en compañías chilenas de concesiones que se estaba desarrollando, en un país de alto crecimiento. Ahora se tienen activos más maduros, por lo que es natural que haya un cambio hacia inversionistas que busquen flujos estables y no desarrollos. Los inversionistas chinos, si bien buscan flujos estables, son compañías muy expertas en lo que hacen en China y que buscan salir al resto del mundo para seguir creciendo. Seguiremos viendo firmas de ese país comprando activos.

Fuente: latercera.com