Crónicas mínimas: El Stadium Jorge Solórzan

Crónicas mínimas: El Stadium Jorge Solórzan

I.- Maña vieja no es costumbre, dicen aún los nativos de Soledad. Y como resultado de esta aseveración tenemos a un mal acostumbrado, que para más ñapa tiene una fijación casi que enfermiza con los nombres que reflejan o tienen algo que ver con Soledad. Eso es como un prurito intrauterino o tal vez una comezón indebida, vaya usted a saber si es salpullido inglés, que parece sarna, pero sí es.

II.- Siempre se nos aconseja leer las letras chiquitas de los contratos y yo por buena costumbre tengo que darle lectura a cuánta letra menuda me tropiezo con la vista. Esa costumbre me llevó a leer en días pasados que el interino y accidental (sobre todo por accidental), alcalde puesto o impuesto a la machimberra por el chavismo-madurismo en Soledad, tiene previsto cambiarle el nombre al estadio Jorge Solórzano para renombrarlo, Nelson Monasterio, creo.

III.- Yo en lo particular no tengo nada en contra de Nelson Monasterio, porque por el contrario como jugador de béisbol le dio alegría a la fanaticada soledadense y se ganó el aprecio y el apoyo de quienes le conocimos. Ahora, por lo visto el individuo que es alcalde de Soledad, nunca ha escuchado hablar del jugador de béisbol AA Jorge Solórzano, un soledadense que como pitcher dejó en el ánimo de los soledadenses, historias de su singular comportamiento como beisbolista y además como integrante del Conjunto que los beisbolistas de su época formaron para darle brillo a sus triunfos y celebraciones. El negrito Jorge Solórzano implantó récords de juegos ganados en Soledad, desde que jugaba en el antiguo campo deportivo de Los Pozos Salados, hasta en el estadio que lleva su nombre en Soledad.

IV.- Compañeros de equipo de Jorge Solórzano deben estar retorciéndose en sus tumbas al ver que se pretende despojar a Soledad, como es propio de las tiranías, de un icono de los habitantes de este noble pueblo, al que vinieron a echarle la vaina de imponer a un tipo que ni siquiera votaba en Soledad, no tenía residencia en nuestro pueblo, para coronar la torta le tiene tirria a todo lo que despida aromas del soberbio Orinoco. Yo cumplo con levantar mi voz de protesta ante este nuevo atropello contra Soledad, lo cual me parece una vileza, pues si el señor quiere homenajear a Nelson Monasterio, pues sencillamente construya un nuevo estadio en Soledad que bastante falta hace, pero por favor, no sea tan cómodo, pretendiendo despojar al campito de su nombre de pila tan solo porque le salió del forro cambiarle el nombre.

V.- Que no se crea Hernán Rodríguez Viña que nos vamos a quedar tranquilos cada vez que por un pujo suyo se le antoje seguir atropellando la ética, la moral, la cultura, la espiritualidad y el deporte soledadenses, porque toño no se muda para Moitaco y le cambia el nombre, que bien feo es por cierto y de una buena vez se comporte como un hombre civilizado y no como un conquistador que quiere cambiarle el nombre a los lugares, espacios que le dan prestancia a la soledadensidad.

VI.- Este nuevo abuso y exceso de este fíasco que es HRV, pone de manifiesto que tanto él, como los que son sus asesores, debieran comenzar a respetar el gentilicio de nuestro pueblo, ya que si no lo sabe el 100% de los que acá viven son soledadenses, por nacimiento y por convicción, y nos sentimos orgullosos de la soledadensidad como fenómeno sociológico, antropológico y de querencias ancestrales, no vaya a decir ahora que somos extraterrestres venidos de Ganímedes, a poblar su inexistente ciudad de Narnia.

VII.- Que vaina tan cierta, las luciérnagas no despiden luces porque trabajen en Eleoriente, igual sucede con los gusanos que después de tanto arrastrarse sufren una metamorfosis y se convierten en mariposas, y dicen las malas lenguas y la mía que no es muy buena, que hay mariposas para todos los gustos, total esa es su naturaleza.

 

 

Juan Manuel Muñoz Moriche (*)

Guanipa sabana abierta, 12 de abril de 2024

Cronista Oficioso de Soledad (*)