Ana Fernández-Sesma, viróloga: “Me sorprende del coronavirus que la enfermedad dure y desgaste tanto”

Ana Fernández-Sesma: «Lo que más afecta a la gravedad de la enfermedad es el estado de salud de la persona infectada»

La viróloga española afincada en Nueva York no cree que el virus remita en verano

Ana Fernández-Sesma: «Aunque la infección sea leve, desarrollamos anticuerpos protectores»

«Los virus me fascinan”, confiesa Ana Fernández-Sesma. Y lo que más le interesa es la batalla que se establece entre los virus y el sistema inmunitario humano; una de las grandes incógnitas del actual coronavirus SARS-CoV-2: “Respondemos demasiado fuerte a él. No me ha sorprendido, pero yo creo que es lo más desconocido de este virus”.

Desde que terminó Biología en la Universidad de Salamanca y se trasladó a Nueva York a principios de los noventa, la viróloga española se ha especializado en el estudio de “los trucos” que los virus emplean para sortear el contraataque que les lanza el cuerpo humano. El proyecto que dirige sobre el dengue la sitúa entre los 5 investigadores mejor financiados por la agencia de investigación médica de Estados Unidos (National Institutes of Health).

Ana Fernández-Sesma investiga en la Escuela Icahn de Medicina del complejo hospitalario Monte Sinaí de Nueva York, el mismo centro que acaba de presentar el estudio más amplio hasta la fecha para responder a una pregunta básica: quien ha superado el coronavirus ¿se vuelve inmune?La infección, aunque sea leve, da lugar a anticuerpos protectores. Eso es esperanzador.

“Ha sido un estudio al azar con personas que venían con síntomas al Hospital Monte Sinaí”, explica la viróloga. “Todo el que había dado positivo por PCR desarrolló anticuerpos, aunque hubiera tenido síntomas leves. Luego en el laboratorio se ha visto que los anticuerpos neutralizaban el virus, con lo cual son protectores. Durante 50 días, porque sólo hemos tenido el virus 50 días, esos anticuerpos no sólo se mantienen sino que aumentan. Da esperanzas porque la infección, aunque sea leve, da lugar a anticuerpos y como no tenemos varias cepas, seguramente si has pasado la infección, vas a estar protegido ante la siguiente ola”.

La clave son las patologías previas

Hace apenas cuatro meses que conocemos el coronavirus, ¿qué hemos aprendido ya?

Que lo más importante es el huésped. El virus no ha cambiado. Lo que más afecta a la gravedad de la enfermedad es el estado de salud de la persona infectada. Y probablemente la edad, pero la edad yo creo que tiene que ver con cómo está de saludable la persona. Si tu sistema inmune está sano, puedes conllevarlo y te recuperas, pero si tienes otros problemas cardiovasculares, tensión alta, diabetes… No es un virus que provoque una muerte fulminante, es un virus que dura mucho y afecta más a gente a la que ya le está fallando algo. Depende de cómo estés tú de base.

¿Lo determinante sigue siendo, entonces, la edad y las patologías previas?

Las patologías previas, clarísimo. Los que no pueden con él son los que han tenido pequeñas cosas, pero que se les van acumulando porque es un virus que dura mucho en las personas, produce una enfermedad larga. Otros virus son muchísimo más cortos. Me ha sorprendido que se transmita tan fácilmente, pero quizás lo que me sorprende más es lo que dura la enfermedad. Que siendo una enfermedad aguda dure tanto, que mantenga síntomas durante tanto tiempo.

Cuando dices que está durando mucho, ¿de cuánto tiempo estamos hablando?

Pues, tenerte 14 días hospitalizado. Eso no es muy normal. Es un virus que mantiene a la gente hospitalizada mucho tiempo y eso desgasta muchísimo el organismo. Si tienes fallos, te van a salir todos.No creo que el virus produzca los trombos, no creo que se hayan visto trombos a los dos días de la infección.

¿Cada vez se habla más de los trombos que provoca?

No creo que los trombos los produzca el virus, sino la enfermedad cardiovascular de esa persona. A lo mejor desvela otras condiciones de base que la persona no sabía que tenía. No creo que se hayan visto casos de trombos que se hayan producido a los dos días de tener la infección. Ha sido mucho más tarde.

Todo depende del huésped, dices. Vemos personas sin apenas síntomas y otras que terminan muriendo. ¿Esto pasa con otros virus?

Sí. Es muy normal. Yo trabajo con el virus del dengue y el 90% de la gente resuelve la infección y no muere. Y se ve en otros muchos virus. Es muy diferente cómo interacciona el virus con un huésped o con otro. Desde el principio vimos que la letalidad no era muy alta, el problema es que se iba a extender mucho y, al extenderse mucho, los números iban a aumentar. El problema era el colapso de la sanidad, pero no que este virus sea tan letal.

¿Y es normal el alto porcentaje de asintomáticos?

Eso no me ha sorprendido nada. Hay mucha gente asintomática que se infecta con otros virus. Como yo me centro en el huésped, sé que hay muchos factores que determinan como reaccionas a esa infección. Hay gente muy susceptible y gente muy resistente.

¿Tampoco son excepcionales los casos de infección grave que estamos viendo en algunos niños?

No son excepcionales. El síndrome Kawasaki sucede cuando el sistema está expuesto a una inflamación muy fuerte. Llega un momento en que el niño se satura o no puede responder. Se están viendo más casos porque hay más niños infectados. Es un porcentaje. Algo parecido pasó con la microcefalia del virus zika. No se observó antes porque eran siempre brotes pequeños. Hasta que no llegó a un brote masivo no se descubrió que había una conexión directa.Si con un 5% de infectados, casi colapsa el sistema sanitario en España, sin confinamiento se habría disparado el número de muertos.

¿Ya no se sostiene aquello de que era un virus parecido al de la gripe?

Yo sigo pensando que es parecido al de la gripe en el sentido de que produce una enfermedad respiratoria, que se transmite muy fácilmente por la respiración, que no produce enfermedad sistémica y que es fácil que se convierta en un virus estacional. Este virus no es muy letal, el 80% de la gente no tiene enfermedad grave. La letalidad es de un 1% o menos. El problema es que hay mucha gente susceptible. Como infecta a tanta gente, los números se disparan. El estudio de seroprevalencia dice que hay un 5% de infectados en España. Son 2,3 millones de personas y eso que ha habido un confinamiento total. Si no hubiéramos hecho un confinamiento, habríamos tenido una infección de un 40%, a lo mejor de 20 millones de personas. Con 2,3 millones de infectados, nuestro sistema sanitario prácticamente colapsó. Sin confinamiento, el número de muertes se habría disparado.   

Virus emergentes: cada vez se lo ponemos más fácil

Nada es imposible, pero es muy poco probable”, responde Ana Fernández-Sesma cuando le pregunto por las teorías conspirativas sobre el origen del coronavirus, que se pudiera haber fabricado o escapado de un laboratorio.

El azar y el cálculo de probabilidades le parecen factores más plausibles a la hora de explicar el origen natural de la epidemia. “Estos brotes seguramente pasan en muchos sitios, pero no prenden”. Todos los días se presentan en todo el mundo miles de oportunidades para que estos virus en mutación permanente den el salto desde el animal a un huésped humano propicio para continuar replicándose y este humano viaja y se lo transmite a otros y estos a otros… Como la cerilla que prende el campo seco, apunta Ana Fernández-Sesma.Cada vez tenemos más contactos con habitats que antes no frecuentábamos los humanos y el virus tiene más oportunidades de saltar.

“Cada vez tenemos más contactos con hábitats con los que los humanos no estaban en contacto antes. Cuantas más oportunidades, más saltos puede haber. Y si a eso le añades que la gente viaja, que en un día puedes recorrerte el mundo o que nos aglomeramos en conciertos, olimpiadas… Entonces tienes más posibilidades de que un caso esporádico tenga la oportunidad de adaptarse porque infecte a más gente. Es una cuestión de probabilidades”.Loading video

Escenas que recuerdan a la secuencia final de la premonitoria película Contagio (2011). Hablamos de un hombre que se adentra con la deforestación en el Amazonas o de otro que recoge guano de murciélago en las cuevas de Tailandia. Él ya está inmunizado, pero un día se lleva a su primo y éste sí se infecta y en una suerte de efecto mariposa provoca una epidemia devastadora. La diferencia es que no hablamos de mariposas, sino de murciélagos, uno de los grandes reservorios animales de coronavirus. No es casual tanta epidemia en lo que llevamos de siglo XXI: SARS 1, MERS, gripe porcina de 2009…Endémico en 120 países: lo que al dengue le llevó 40 años, al virus del zika le costó un año

Yo trabajo con el dengue. El dengue es un virus que infecta a muchísimas personas que viven en zonas tropicales. Empezó en el sudeste asiático, saltó a Suramérica en los 80 y ahora es endémico en más de 120 países. Eso ha pasado en 30 o 40 años. El zika apareció en 2016 y en un año llegó a tener el mismo número de países endémicos. La forma en que vivimos y viajamos ahora favorece muchísimo más este tipo de eventos. Estamos teniendo muchos más virus emergentes en el siglo XXI que, a lo mejor, en todo el siglo XX”.

Una epidemia imprevista

¿Hemos minusvalorado el peligro del coronavirus o nos ha faltado información?

No nos hemos querido creer que iba a ser tan devastador, no nos hemos querido creer que íbamos a estar tan poco preparados desde el punto de vista sanitario. Tenemos un sistema de salud que controlaba muy bien los patógenos con los que normalmente entramos en contacto, pero no nos hemos preparado para una cosa de este calibre porque pensamos que no iba a pasar. A quien le nieva mucho, tiene quitanieves. En cambio, si te cae en, digamos Cádiz, a lo mejor te colapsa durante un mes la ciudad. No inviertes el dinero del ayuntamiento en comprar quitanieves, si resulta que nieva una vez cada siglo.No creemos que este virus se debilite con el calor del verano, ya ha circulado y mucho por zonas cálidas.

¿Se puede convertir en un virus recurrente como el de la gripe estacional?

Es probable, porque casi siempre todas estas pandemias han tenido un par de olas que han sido malas, pero luego los virus han seguido circulando en la población humana adaptados, suavizados, han aprendido a infectar sin causar tanto daño. El de la gripe de 1918 causó una pandemia terrible y luego siguió circulando en humanos y no la volvió a causar. Se adaptan. Es fácil que este virus al haber infectado a tanta gente se mantenga, no va a desaparecer, va a seguir infectando y esperemos que se vaya debilitando, que se vaya adaptando más a los humanos y que sea como una gripe.

¿Remitirá en verano?

No creemos que se debilite mucho con el calor. Este virus ya ha llegado al hemisferio sur. Empezó en una zona cálida, ha circulado mucho en sitios como Singapur, que es muy cálido, muy húmedo y eso no le paró. Creo que este virus no se parece al de la gripe en ese sentido, no lo debilita tanto el calor. Pero tampoco creo que aumente. Puede ocurrir que remita un poco el ritmo de infección.

Vamos a tener que convivir con el virus una larga temporada…

Un par de años vamos a tener que estar manejando brotes esporádicos. Si lo hacemos bien, no creo que tengamos que hacer confinamiento masivo otra vez. Lo que se tiene que hacer es identificar los focos, aislarlos, controlarlos, evitar que se produzcan más focos. Pero yo creo que no es realista pensar que no va a haber otra ola en el otoño.

Fuente: niusdiario.es